La calificación registral es el proceso por el cual el registrador de la propiedad examina todos los documentos presentados para su inscripción en el Registro de la Propiedad, determinando si cumplen con los requisitos legales, fiscales y formales exigidos. Este acto garantiza la validez jurídica, autenticidad y corrección de la información y protege la seguridad jurídica de los derechos inscritos.
Si detecta errores, defectos o falta de información, el registrador puede suspender o denegar la inscripción, solicitando las subsanaciones necesarias. La calificación registral es clave para la protección de propietarios y terceros en las transacciones inmobiliarias.